¿Alguna vez se han preguntado por la intersección que se puede crear entre la materialidad de lo digital y de lo real? Es algo que siempre me ha parecido muy interesante, porque —incluso en un mundo completamente dependiente de las herramientas digitales— casi todos los procesos de creación son los mismos a los que usamos en el mundo real, empezando por escritura misma, que solo puede ocurrir cuando intervenimos sobre un material para transformarlo, ya sea papel o código. Me recuerda a un poema de Ferlinghetti en donde aludía a algo parecido, porque si quisieras ser un buen poeta —o un buen artista, en general—, harías el esfuerzo de transcribir la conciencia que motiva este movimiento, más que nada porque ahí está la clave para reorientar nuestra creatividad en un mundo que solo quiere reproducirla y explotarla, porque en todos nosotros hay un Gutenberg potencial que puede volver a darnos acceso a los medios de producción material de nuestras propias creaciones y que tiene miles de nuevas opciones para expresarse.
Casi todo esto es como un embellecimiento de lo que realmente está a mi alcance para poder exponer el potencial que tiene este intercambio, pero, pues, como lo único que se hacer es editar libros y cosas por el estilo, decidí dedicar un espacio de Madolandia a una suerte de imprenta-editorial personal dedicada a producir libros y fanzines digitales como también impresos, un poco fuera de los procesos editoriales más estandarizados que solemos usar en Otros Pájaros. Esto quiere decir que no solo voy a estar publicando piezas propias completadas, sino que también voy a intentar traducir libros (sobre todo poesía) que no están disponibles en Colombia, sin tener que preocuparme por las limitaciones del negocio editorial. La idea inicial de Mado Press es publicar piezas según un cronograma más o menos definido, cada una con una versión digital y una versión lista para imprimir y encuadernar con indicaciones de cómo hacerlo (en caso de ser necesario).
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